El dolor crónico, el agotamiento físico y mental y la sensación recurrente de enfermedad intensa pueden llevar a una pérdida total de la calidad de vida.
Los desafíos y exigencias que nos plantea la vida se desequilibran.
Los hábitos, rituales y estructuras que no nos benefician, que nos agobian o incluso nos dañan, se van incorporando poco a poco en nuestra vida diaria.
Se han perdido las fases de relajación y regeneración.
El entrenamiento mental les ayuda a desarrollar estrategias para convivir con dolores crónicos intensos.
